martes, 9 de octubre de 2007

Cuba ante la amenaza del imperio

Cuba ante la amenaza de EU Estados Unidos como superpotencia mundial ha recrudecido a niveles sin precedentes las medidas del bloqueo contra Cuba; persiste en su ocupación ilegal de Irak, y viola masivamente los derechos humanos de los presos en Guantánamo, al negarles un juicio justo, de defensa y de libertad Nydia Egremy Mientras eso ocurre en el mundo, en la ‘neutral’ ciudad suiza de Ginebra se discute la política cubana de los Derechos Humanos, con Estados Unidos manipulando el voto y ejerciendo una presión real para que México vote a favor de la sanción contra Cuba. Una vez más, como hace ya varios años, la Casa Blanca y el Capitolio pretenden –desde la más recalcitrante doctrina de ultraderecha- imponer al mundo su visión unilateral de los derechos universales contra un régimen que no les es afín: el de la revolución cubana que sustituyó desde 1959 al gobierno dictatorial que protegía Estados Unidos. En abril, la Organización de Naciones Unidas, que no fue consultada por Estados Unidos para la ocupación militar de Irak, es el instrumento de una política destinada a socavar la confianza de los ciudadanos cubanos en su gobierno, y con ello se pretende violar el principio de autodeterminación para juzgar la política de una nación soberana. Es en este contexto en el que la política exterior mexicana trabajó en dos niveles: por un lado, cooperando con La Habana para fortalecer las relaciones bilaterales y regionales con América Latina después de un alejamiento vergonzoso por cuatro años y, en otro, intentando librarse de la política de chantaje que le ha impuesto Estados Unidos para que se convierta en un instrumento más en su dinámica agresiva contra Cuba. Los entretelones de esa relación de tres ejes Cuba-Estados Unidos-México se van conociendo a través de investigaciones periodísticas que arrojan luz sobre el sentido de la actuación mexicana en la nada neutral Ginebra que, ansiosa, espera poder sancionar a la isla. La Habana, Cuba. Mientras la genética de la injerencia externa pretende perpetuarse en un ritual de intervencionismo a nombre de los derechos humanos, el futuro de las relaciones entre La Habana y México está en el limbo. “Cuba considera que el gobierno de México no tiene una sola razón para votar a favor de un proyecto de resolución sobre los derechos humanos en Cuba, que es fabricado por los Estados Unidos, que logre imponer sobre brutales presiones y que es usado como pretexto para justificar su política de agresión contra nuestro país, a la cual se opone el pueblo de México de manera abrumadora”. Quien habla así a Contralínea es el canciller cubano Felipe Pérez Roque, antes de la 61ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, Suiza, mientras Cuba anticipaba una resolución más en su contra en la Comisión de Derechos Humanos en la ONU y Melba Pría seguía sin ser confirmada como embajadora de México en la isla. En general, se percibía que la opción de Tlaltelolco en Suiza sería similar a la del 2004: ambigua y contraria a la ya centenaria relación bilateral. El único que no conjeturó fue el jefe de la diplomacia cubana: adelantó que si el gobierno mexicano optaba por condenar a Cuba, “el pueblo cubano no lo podría comprender”. “La votación sobre una eventual resolución sobre Cuba no ha sido presentada ni anunciada, pero si fuera presentada, como creemos que ocurrirá -porque EU necesita esa resolución como un pez necesita el agua, si no lo puede justificar- entonces debe producirse entre el 12 y el 15 de abril. “Esperamos que para ese momento haya un embajador de México en La Habana y estamos esperando el nombramiento, la llegada a nuestro país, de un nuevo embajador de México. “Allá –en México- trabaja con toda normalidad la embajada de Cuba, al frente de la cual está el embajador Jorge Bolaños, que ostenta además el rango de Primer Viceministro. Primero, en nuestra cancillería fue en su momento una muestra de nuestra relación, de nuestro respeto, nuestro cariño por el pueblo de México. Esperamos que para ese momento haya embajador de México en nuestro país. “Por otro lado, Cuba considera que el gobierno de México no tiene una sola razón para votar a favor de un proyecto de resolución sobre los derechos humanos en Cuba, que es fabricado por los Estados Unidos, que logre imponer sobre brutales presiones y que sirve sólo como pretexto para justificar su política de agresión contra nuestro país, a la cual se opone el pueblo de México, de manera abrumadora, y el bloqueo contra Cuba, que el gobierno e México rechaza en Naciones Unidas. “Lo coherente -y es lo que México hizo históricamente- fue no prestarse a votar a favor de un texto que intenta justificar precisamente una política que el mundo entero rechaza. Lógicamente una posición de México favorable de ese proyecto, lo apartaría de lo que es hoy una posición mayoritaria en América Latina, sobre todo cuando el mapa político en nuestra región ha estado cambiando y sería un acto que el pueblo de Cuba no podría entender. “El pueblo cubano y el gobierno cubano no podrían comprender que el gobierno de México mantenga un patrón de votación favorable a un texto que tiene esos propósitos contra Cuba. “Sin embargo vemos que existe en América Latina la posibilidad, este año, de que a partir de una iniciativa del gobierno de México, en la que Cuba ha participado con toda honradez y toda disposición, para elaborar una iniciativa latinoamericana de cooperación en el tema que haría, por supuesto, imposible que un gobierno latinoamericano participe en ella, mientras en Ginebra vota contra un país latinoamericano. “Es un mecanismo de cooperación e intercambio en que todos trabajamos -no de persecución- que haría que los países se alejen de un espacio el cual, todos reconocen que está politizado y que se debe sólo a la absurda y permanente persecución del gobierno de Estados Unidos contra Cuba”, concluyó el diplomático. Mientras tanto, Melba Pría aún no asume como embajadora de México y este retraso permitiría al gobierno del presidente Fox evadir el costo de su responsabilidad política, en caso de que patrocinara la propuesta estadounidense. En lo que ya es una tradición de la ‘nueva política exterior’, la encargada de negocios de la casona de Miramar, que aloja la representación mexicana en Cuba, insistía en negar cualquier información a este medio, “hasta que se lo autorizara la cancillería”. Si el voto mexicano ante la 61 sesión de la CDH confirma tácita o implícitamente la propuesta estadounidense para aprobar la designación de un relator de Derechos Humanos para Cuba, significaría signar de facto el acta de defunción de la diplomacia mexicana y de los principios constitucionales de política exterior, que tan pesados parecen a Tlaltelolco. A unos días de su viaje hacia Europa, Pérez Roque precisó la posición de su gobierno sobre el informe de Derechos Humanos del Departamento de Estado del presidente Bush: “La práctica unilateral de EU, al publicar un informe en el que juzga al resto del mundo pero no dedica siquiera una oración a examinar la situación de los derechos humanos en EU y las violaciones que se cometen dentro y fuera, no merece respeto y ha provocado el rechazo, al que Cuba se suma”. Dijo que así el gobierno estadunidense pretende convertir la CDH en un foro o tribunal de los países más desarrollados para juzgar y condenar a las naciones del tercer mundo; nuestro país, sin embargo, participará en un clima de cooperación en materia de defensa de derechos humanos en la Comisión, agregó. “En segundo lugar, el gobierno de Cuba considera que Estados Unidos no tiene autoridad moral para condenar a ningún otro país por violación a los Derechos Humanos, especialmente después de los crímenes vergonzosos y el patrón de violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de derechos humanos que se estaban cometiendo con absoluta impunidad y en absoluto secretismo, hasta que fueron dadas a la publicidad por fuentes independientes en la base naval de Guantánamo y en las cárceles de Irak, especialmente la de Abu Ghraib.” Enfatizó el canciller que la posición estadounidense carece de credibilidad y sobre el informe del Departamento de Estado expresó: “nos referimos a él, porque miente descaradamente sobre nuestro país y al constituir una práctica unilateral, nos vemos en la necesidad de fijar nuestra posición. Pero no lo tomamos, por supuesto, como referencia para nuestro trabajo permanente y compromiso de defensa de todos los derechos humanos. “Rechazamos categóricamente las acusaciones contenidas en el Departamento de Estado; los emplazamos a presentar una sola prueba de sus acusaciones, aunque tomamos nota del hecho de que reconocen que el año pasado, como en el resto de los años de la Revolución, no han podido –pese a que han escarbado en todo lo que han podido- encontrar un solo caso de ejecución extrajudicial, desaparecidos, asesinato de una persona en custodia de autoridad policial, lo cual resulta sintomático. “La pregunta es: si eso incluso el Departamento de Estado lo reconoce en Cuba, ¿por qué entonces es la situación en el resto de la isla la que se discute en Ginebra y no la del lugar de la isla en la que si se violan y -está reconocido- flagrantemente los derechos humanos, que es la base naval de Guantánamo? “Y rechazamos categóricamente y exhortamos a las autoridades estadunidenses –como todo el mundo- a ocuparse de sus propios problemas y dejar al resto del mundo vivir en paz”. Según el canciller, la superpotencia realiza gestiones secretas para que el patrocinador de una condena a Cuba en la CDH sea un país de Europa del Este. La génesis del ejercicio anticubano de los Estados Unidos en la Comisión e Derechos Humanos de Naciones Unidas, es el llamado Documento Santa Fe - plataforma electoral y política de Ronald Reagan -, que se reedita en cada una de las sesiones de esa comisión en Ginebra, Suiza, contra un régimen y no contra los derechos humanos de un país, en lo que constituye ya un ocioso ritual Se busca patrocinador El subsecretario de Asuntos Multilaterales del Ministerio del Exterior, José Antonio Fernández, bosquejó el contexto de este nuevo voto que busca enviar a Cuba a un vigilante de los Derechos Humanos y cuya mirada se centre en un régimen, no contra violaciones, pues éstas ocurren en otra latitud de la misma isla. “Buscan que la propuesta sea patrocinada por otros países. Ahora han optado por articular la latinoamericanización del voto contra Cuba y así empiezan a reclutar en estos últimos años –2002, 2003, 2004- para que algunos países de la región en esa época se prestaran a esta acción contra Cuba “Hay que decir –explica irónico- que nunca nadie resistió más de un round en este ejercicio. Es decir, año tras año el proyecto de resolución iba pasando, cual papa caliente, a un nuevo patrocinador que aparecía a última hora.” El texto que se somete al patrocinador del proyecto es siempre en inglés –pues se elabora en el Departamento de Estado- y se le entrega a último minuto. Fue en 2004 cuando la factura estadounidense fue más evidente: “sin pudor alguno” se hizo circular el texto de la resolución en una reunión del Departamento de Estado, a la que se citó a un grupo de embajadores y se dio a uno de los países que estaban ahí convocados para que la presentara. “Fue la parte más grotesca de este ejercicio”, comenta el diplomático. También en Ginebra, los diplomáticos estadunidenses se dieron a la tarea de buscar copatrocinadores, de sumar votos al proyecto de resolución. Pese a su empeño, la resolución contra Cuba tuvo una diferencia mínima como ha sido la tendencia -22 votos a favor y 21 en contra –, a pesar de la enorme presión que se ejerció. La diferencia de cifras es mínima –de uno a tres votos-, “lo que demuestra el claro entendimiento de los países del tercer mundo, los que han votado de manera permanente junto a Cuba, de que esta votación no tenía nada que ver con los derechos humanos”, enfatiza el subsecretario Fernández.

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